Un recorrido por su historia: S. y J. Fuller

La producción de muñecas de papel en Europa comenzó en la década de 1790. Las muñecas se ilustraban con la ropa interior puesta y se pegaban sobre cartón para soporte. Las articulaciones de cada una estaban conectadas con hilos al cuerpo, para que las extremidades se movieran en varias posturas manipulando un hilo correspondiente y fijado en la espalda. Vestidos y sombreros acompañaban a cada muñeca. Los franceses, preocupados por la moda, acogieron con entusiasmo estas nuevas muñecas de papel procedentes de Londres. Una revista de moda francesa anunciaba que las muñecas eran tan atractivas que tanto las niñas como las mujeres adultas podían disfrutar de ellas.

S. y J. Fuller

La empresa londinense de juguetes, S. & J. Fuller, produjo una serie de libros entre 1810 y 1816 que venían con una muñeca de papel y varios trajes, coloreados a mano y recortados. Los pequeños libros contaban historias en verso centrados en un personaje representado por la muñeca de papel. El personaje llevaba un traje específico en cada episodio del verso; así, a medida que se leía el libro, la muñeca debía vestirse con el atuendo apropiado. Los libros solían contar cuentos morales dirigidos a los niños. Por ejemplo, en La pequeña Fanny, Fanny es al principio una niña “ociosa” cuya principal actividad es jugar con sus muñecas. Cuando su madre se niega a acompañarla al parque, se escapa con su criada y pronto le roban su ropa. A continuación aparece como una mendiga y poco a poco va saliendo de la pobreza y con diferentes atuendos hasta que puede volver con su madre. Al final, Fanny ha aprendido la lección y aparece leyendo un libro en lugar de jugar con una muñeca.

El diseño de la muñeca de papel de Fuller es diferente de las muñecas de papel originales de la década de 1790. En lugar de tener un cuerpo entero, la muñeca consiste en sólo una cabeza y un cuello. El cuello sirve de lengüeta que se desliza en las ranuras de los trajes.

Los libros eran bastante caros en comparación con otros libros infantiles de color. Como los libros se vendían entre cinco y ocho chelines, se comercializaban para la clase alta.

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